06 febrero 2011

Ingravidez


Hace unos días que no os escribo. Me sobrecoge hablar sobre un tema que, sugerido en una película, la última de Clint Eastwood, siento como aquello hacia lo que de manera inevitable camino y que trato de conjurar del modo más infantil: no pensando en ello. Este es el recurso que la todopoderosa sociedad ultramoderna deja a aquellos a los que no se nos ha concedido la fe. Nada en la educación recibida que nos prepare, si quiera que nos haga conscientes, de nuestra finitud. Nadie quiere oír hablar de ella. Ni siquiera los textos de la educación secundaria la tratan de frente. ¿Por qué ensombrecerles el día a nuestros púberes? Sigamos deshistorizando sus “frágiles” vidas permitiéndoles pensar que todo lo pueden con solo desearlo. Vivimos como si la muerte hubiera desaparecido de nuestro paisaje social y mental. Sólo las catástrofes de menor o mayor magnitud ponen a prueba el esquema de inconsciencia con  el que pretendemos vivir; nos hacen descubrir nuestra miseria –todavía no se ha hecho prácticamente nada en Haití-, pero también la soledad a la que nos abandonan, terreno propicio de toda suerte de negocios que prometen el reencuentro. Si como Eastwood sugiere, y yo comparto, la muerte es la entrada en la ingravidez de las sombras, también como él creo que la maldición de estar entre ellas puede ser conjurada por el amor, ese “ciego” sentimiento que a través de la memoria nos ata a la tierra y a la vida. 

4 comentarios:

  1. Si me lo permite, le diré que estoy ante una entrada ÉPATANT, y si me lo permite aún más, se lo diré con unos versos de A. Machado a los que me ha devuelto la lectura de su estupendo texto:

    Morir... ¿Caer como gota
    de mar en el mar inmenso?
    ¿O ser lo que nunca he sido:
    uno, sin sombra y sin sueño,
    un solitario que avanza
    sin camino y sin espejo?

    Afortunados sus alumnos, si usted les ayuda a reubicarse en la propia y común finitud de los humanos.
    Fortuna y amor para usted y los suyos.
    ÉL.

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  2. Sólo las situaciones extremas, violentas, al límite... nos hacen ver lo que verdaderemente somos en esta sociedad/vida. Quizás la mejor manera de quererte y valorarte provenga de situaciones siniestras, situaciones que no sabes por qué pasan ni por qué a ti.

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  4. http://eltercerliberalismo.blogspot.com.es/2012/05/esteban-molina.html

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