02 enero 2011

Darse a la invención


Soy poco creyente. Es decir nada. Verdad es que no me he visto al borde de la muerte donde al parecer las más firmes creencias suelen tambalearse. Cuentan que el temor a convertirse en polvo, que debe ser lo más cercano a la nada, empuja a los moribundos a entonar en esta parte de occidente el “yo pecador”. Pero estas fechas hablan de natalicios no de entierros. Es inevitable darse a la invención de que nos nazca un mejor año, semestre, trimestre, semana… no sé, pierdo las cuentas. Precisamente lo que nunca he conseguido cuadrar porque se me ha hecho imposible comprender la forma de los sucesos y la velocidad a la que se precipitan. Los más evidentes, claro, los económicos. ¿Será porque están hechos de la volátil mezcla de ilusión –poseer todo, incluida la vida eterna- y pasión: alcanzarlo a cualquier precio, incluida la autodestrucción? 

2 comentarios:

  1. Me parece una excelente reflexión y muy acorde con los tiempos que se nos avecinan.

    Un saludo y Feliz Año Nuevo 2011,

    DIEGO

    ResponderEliminar
  2. Querido hermano, enhorabuena por este tu blog en donde la complicación irá teniendo un muy adecuado tratamiento. Muchas gracias por lo que aquí has puesto y pones a nuestra disposición, por tu excelente reflexión e igual escritura.
    Un fuerte abrazo.
    Tomás V.B.

    ResponderEliminar