Tengo
un amigo que dice estar en estado de buena esperanza. ¡No os alarméis!
No habla
de la ficción pastelera de Junior-Schwarzenegger. Tampoco habla el lenguaje
políticamente correcto de los hombres que después de “depositar su semillita”
se sienten autorizados a decir “estamos embarazados”. La tan peleada igualdad
política de siervos y esclavos, obreros y patrones, hombres y mujeres nunca
tuvo el objetivo de transformar los términos de la reproducción. Sí quiso que
la identidad sexual no distribuyera más los papeles y posiciones sociales. Y en
eso estamos todavía los que creemos que una interesada y mala interpretación de
la naturaleza acaba con una mujer recluida en el hogar o estirada en una
morgue. Mi amigo está en estado de buena esperanza porque dice esperar a su
amor, a aquel que no sabe por cuanto tiempo le va a hacer estar más allá de la
zafia realidad. En su cabeza no hay ruido de navajas ni puños. Sólo susurros de
amor. El que regala convertido en música. Gracias JuanP.
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