14 diciembre 2010

Sólo para adultos

¿No os da la impresión de que nos habita un temor apenas sensible, apenas consciente, pero morboso: el miedo al fracaso?



¿No hace la naturaleza por la juventud lo que ya no puede hacer por nosotros? ¿No será eso lo que siempre hemos querido, el artificio que buscamos para seguir vivos? ¿No es ésta la herida que inflige a la humanidad el deseo de desvelar todos los secretos? ¿No es esa la brecha que abre en nosotros la imprevista expropiación moderna del sentido de la vida humana? ¿No es esto lo que nunca deberían sentir nuestros hijos?

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